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Un mundo ilimitado que nunca terminaremos de conocer. En mi experiencia aprendí a cocinar con pocos ingredientes. Mis padres, ambos grandes cocineros, fueron muy prudentes con el tema.
Conozco parrilleros que agregan gran variedad de condimentos en la mesa de trabajo y otros solo con sal preparada. Solo un buen paladar puede juzgarlos.
Hoy con la globalización, se encuentran un sin números de especies, sabores y colores.
Actualmente encontramos en el mercado chimichurri, pesto, boloñesa y otros disecados que solo es hidratarlos para aplicarlos.
Es todo un reto conocerlos y probarlos.
Ahora, si vamos a preparar salsas no vería problema en utilizar varios de ellos para lograr un particular y buen sabor, si por el contrario, nuestra intención es aplicarlos en proteínas, mi recomendación es que esta nunca pierda protagonismo.
Los picantes son otro gran universo. Existen suaves, agridulces y los que irritan las fosas nasales. Él ideal es aquel que tiene sabor porque si solo pica, para mí, está mal formulado. En este caso yo preparo uno seco mezclando ají rojo en hojuelas, pimienta, ajo en polvo y rallo un limón. Espectacular, pica y sabe bien.
Los colores son fundamentales para sopas y carnes blancas. Existen los de sabores neutros y los que sí empujan. Mi preferida es la paprika.
Otros se utilizan solo para decorar.
Lo importante de un condimento es que aporte sabor y color. Si el alimento que condimentaste queda con un sabor protagónico de alguno de los ingredientes, es un error, pues quiere decir que hubo un exceso de ese ingrediente. En ese caso deberías reformular. Un gran truco podría ser mezclarlos con la sal, y así corres menos riesgos de sobre-condimentar. Otra recomendación podría ser, aplicarlos antes de recibir la cocción, para esto es indispensable revisar que estos no se quemen antes de llegar al plato.
Te invito a qué mezcles, mires, huelas y pruebes lo más que puedas. Así lograrás acomodarte y conocer el fabuloso mundo del sabor.
¡Vamos para adelante!
Abrazo lleno de color y sabor.